Es fácil, por parte de la oposición al Gobierno, criticar la dureza de la crisis en España por la gestión de los socialistas. Como dije anteriormente en otro artículo, realmente creo que las medidas que se están tomando no son las mejores para afrontar dicha crisis, pero hay más datos que me parecen de relevancia.
Lo que olvidan los críticos son las praxis que han estado realizando muchos de los “nuevos” empresarios y empresas españolas durante los últimos años al amparo de la bonanza económica internacional y las constantes irregularidades.
Comenzando con los bancos, que con su avaricia, han estado jugando la baza del encarecimiento de los pisos para hacerse ricos y repartir dividendos sobre unas previsiones de mercado inflacionistas que ponían los pisos por los cielos y aumentaba las obligaciones de los compradores con el banco. Y ahora se le ayuda…
Y luego seguimos con el tejido empresarial. Evidentemente no me refiero a todos, ya que conozco a buenos y nobles empresarios, sino que me remito al tipo de empresario que muchos de los trabajadores jóvenes conocemos.
Un gran grupo de pillos que aprovechando los créditos fáciles decidieron hacer empresas para enriquecerse sin escrúpulos. Que se pusieron sueldos desorbitados y vivieron como reyes. Que contrataron en situaciones de regularidad dudosa. Que pagan lo mínimo posible y exigen lo máximo. Que no cumplen con sus responsabilidades mientras las relegan a sus trabajadores que no cobran por ello.
Estos son los empresarios, que aprovechando los beneficios fiscales ofrecidos por el Gobierno para la realización de contratos indefinidos se agarraron a ello para pagar menos. Los que no guardaban para no pagar impuestos y vivían al día. Esos “ricos” (como se sienten) y mentirosos de pacotilla que vivían de un entorno lleno de dinero amparados bajo los grandes beneficios del sector inmobiliario.
Esos empresarios que lo sabían todo, que no necesitaban consejos, que no renovaban sus empresas, que no formaban a sus trabajadores y que se creían magnates.
Pues esos empresarios sin capacidad de trabajo y con la única capacidad de mentir, engañar y estafar sin que se notara, no hicieron sus deberes. No guardaron para tiempos peores, no aseguraron los sueldos de sus trabajadores, no invirtieron en el proceso productivo de calidad. Y ahora, cuando el dinero escasea, no son capaces de afrontar la situación.
Es más, esos empresarios creen que la crisis es la culpable de su situación, que los trabajadores son los culpables de su situación e incluso creo que la virgen María también tiene algo que ver en el tema. Sus errores, sus gastos excesivos, su poca implicación laboral, sus dietas, etc… no son razones de la descapitalización de su empresa.
Y además, tras aprovechar como ya he dicho, las rebajas fiscales que le ofrecían los contratos indefinidos, ahora consideran injusto tener que indemnizar a los trabajadores por su despido.
Y no hay más que ver el ejemplo en el caso del inmigrante que ha perdido un brazo hace pocos días en una panificadora y la actuación del empresario para el que trabajaba sin contrato.
Vamos, que todos esos empresarios de pacotilla son otra de las razones de que nos encontremos en este lugar, y encima quieren más facilidades para despedir, más créditos y más ayudas por su mala gestión y despilfarro.
Vergüenza me da escucharlos y vergüenza debería darles a ellos.
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