No se si lo sabréis, evidentemente los que me leéis de fuera no tendréis ni idea, pero acabo de comenzar en un nuevo trabajo. La verdad es que nunca me ha gustado la idea de ser comercial, pero ahora ha tocado. Si, soy comercial de una empresa de equipamiento informático.
El rollo va de que me siento en una mesa frente a un ordenador, con un pinganillo en la oreja y un micrófono en la boca, y tengo que empezar a llamar a gente para darme a conocer (claro, clientes tengo cero total). Y ahí me tienes que si tenemos buenos precios, que si tenemos buenos productos y que si en 24 horas lo tienes en casa. Somos un mayorista, por lo que al menos solo hablo con profesionales, y como es por teléfono pues no tengo que patearme las calles.
El otro día, llevaba yo allí dos trabajando. El jefe nos llamó a todos a primera hora (somos 15 comerciales, que no es poco), y quería felicitarnos por nuestras ventas (las mías 0) porque había sido un gran día.
Total, que el buen hombre (parece un tío majo, majo) empieza a comentarnos lo que hemos vendido entre todos, y luego nombra a la gente una a una.
No pude evitar acordarme de este anuncio, y quería compartirlo con vosotros. No llegamos a este extremo, pero yo me sentí un poco “pelirroja”.
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